Terras Gauda Etiqueta Negra
70% Albariño, 23% Caiño y 7% Loureiro.
El Albariño contribuye a la mezcla con sus aromas frutales y volumen en boca. El Loureiro nos proporciona buena intensidad aromática floral y el Caíño le ofrece a la mezcla aromas de frutas exóticas, balsámicos y lo más importante, gran estructura y singularidad.
VITICULTURA
El Albariño y Caíño proceden de las parcelas con menor altitud, es decir, con mayor humedad y más calidas, lo que significa una vendimia más temprana y por lo tanto mayor concentración, menor acidez y más cuerpo en los vinos. Este Albariño es el que se vendimia más temprano, entre el 13 y el 18 de septiembre y el Caíño es la última variedad que se recoge, entre el 21 y el 25 de septiembre, siendo la más tardía.
El Loureiro procede de nuestros viñedos de mayor altitud y menor humedad, más frescos, provocando una maduración más lenta lo que nos proporciona un vivo Loureiro de intensos aromas y suavidad en boca. Vendimiado el 19 y 20 de septiembre.
VINIFICACIÓN
Seleccionamos parcelas específicas de cada variedad y una vez obtenidos los mostos, decidimos los porcentajes idóneos para componer la mezcla que fermentó en los fudres y barricas de roble francés nuevos, de uno y dos usos. Tras la fermentación alcohólica y maloláctica, comenzó una lenta crianza sobre lías, con tres battonages semanales en las barricas y dos en los fudres. El vino permaneció durante cinco meses en contacto con las lías en las barricas y nueve meses en los fudres, para terminar de afinarse gracias a su reposo en frío en el depósito
COMENTARIOS DE CATA
En este vino destaca la elegante unión entre la sutileza del roble francés y la notable fortaleza frutal de nuestras variedades.
Nos ofrece un recorrido aromático peculiar. Comienza exhibiendo un apreciable ímpetu frutal donde se muestran aromas de mandarina, melocotón maduro y dulce de membrillo, progresa hacia delicados recuerdos de flor de manzanilla y concluye este recorrido con ligeros recuerdos de anís estrellado y terrosos.Simultáneamente y en equilibrio, se insinúa la suave contribución del roble francés gracias a delicados aromas de crema catalana, pan recién horneado y sutiles notas ahumadas que le dotan de mayor complejidad
La boca evidencia una impecable convivencia entre una gran potencia y untuosidad y su vibrante frescura gracias a la magnífica acidez frutal. Es sedoso y elegante, con una sensación en el paladar que nos envuelve y cautiva.
Su inagotable final de boca hace que regresamos a las dulces sensaciones de frutas maduras y florales combinadas con el aporte tostado de las finas maderas.