¿Sabemos que tenemos delante con los vinos de Pitarra?
Pitarra: Con este nombre es como eran conocidas antiguamente unas tinajas de barro de tamaño mediano, que entre los usos que se le daban, estaba el de elaborar vino en ellas, de ahí que el vino que albergaban recibiese también el mismo nombre ese que tanta popularidad les ha dado en nuestros días, El Vino de Pitarra.
Desde tiempos inmemoriales, el Vino de Pitarra ha estado presente en la cultura extremeña, desde el interior de los hogares hasta en todo tipo de ferias y fiestas populares y celebraciones.
El Vino de Pitarra es un vino de leyenda, popularmente considerado de transmisión oral, ya que no existe documentación escrita alguna. Según el eminente profesor Marcilla, pionero de la enología española, su origen se sitúa en Montánchez, actualmente una sub-zona de la D.O. Ribera del Guadiana, desde allí comenzó a expandirse por toda la región extremeña, hasta llegar incluso a algunas zonas de Andalucía.
Tradicionalmente el Vino de Pitarra se elaboraba con variedades blancas, pese a presentar una diversa gama de colores ambarínos. Las principales variedades de uva que se utilizan hoy en día para la elaboración de vinos de pitarras son alarije, tempranillo, macabeo, borba y un largo etc.
La “Pitarra” o tinaja de barro es fundamental para la elaboración del Vino de Pitarra, ya que en ella se lleva a cabo la fermentación del mosto, y además se utiliza para su conservación, duran toda una vida y son sencillas de limpiar y mantener. Suelen tener una capacidad media de 500 litros, con una única boca en la parte superior, cosa que dificulta el trabajo de extraer hollejos y lías. Las fermentaciones deben realizarse con el envase abierto y la superficie de vino en contacto con el aire es grande, aún llenando la vasija. El cierre se realiza herméticamente con un plástico atado a los cuellos con gomas, bramante…
Para la extracción del mosto se utiliza la canilla, que es un grifo situado en la parte inferior de la Pitarra. El pisado de la uva se realiza de manera artesanal, como también lo son los útiles empleados para el despalillado y estrujado de la uva. Tanto si son uvas blancas como si son tintas se vinifican en contacto con los hollejos. Ésta dura más de 20 o 30 días. Por ser envases abierto, una vez al día, se lleva a cabo la labor de bazuqueo, que consiste en empujar hacia el fondo de la pitarra las uvas que están cociendo con un utensilio de madera llamado bazuqueador.
Una vez haya terminado el proceso de fermentación, el mosto vino se trasvasa a otras pitarras vacías. Al sacar la madre de las pitarras se hace el prensado, llamado estrujón. Sólo se realiza un trasiego al terminar de fermentar.
Una vez se considera que el vino está terminado, se almacenará en las pitarras desde donde se irá cogiendo directamente para su consumo.
Dado que el vino de pitarra siempre ha sido de elaboración casera, su venta siempre ha sido a granel, por arrobas, embotellándose únicamente la cantidad necesaria para el consumo diario. Hoy en día, esta práctica no ha caído del todo en deshuso, pero a ella se han sumado la venta directa de vino de pitarra embotellado, generalmente en envases de pet con capacidades que van desde 1 a 5 litros. Una pequeña parte de la producción es embotellada en botellas de vidrio de 75cl.
A día de hoy, los vinos de pitarra se han extendido por toda la comunidad autónoma de Extremadura y es muy común encontrarlo en muchos bares, dada su gran demanda, tanto por los lugareños como por los visitantes, quienes no se resisten a probar un vino de pitarra con un buen aperitivo.
Vino de Pitarra Cvpido
Nota de Cata:
Vista: Color cereza.
Nariz: Arómático, con un toque balsámico.
Boca: Profundo en garganta. Muy bien estructurado con intenso sabor y gran persistencia.