Verdejo, una merecida buena fama.
La variedad de uva verdejo es también conocida con los nombres de Botón de Gallo Blanco, Gouveio, Verdeja, Verdeja Blanca, Verdejo Blanco, Verdelho o Verdello.
Existe la certeza documentada de que ya se cultivaba en la Edad Media, que la implantaron los mozárabes y fue variedad utilizada en la elaboración de los famosos vinos de Tierra de Medina, al sur de la provincia de Valladolid. Geográficamente la ubicamos en la zona del río Duero.
Considerada una de las mejores uvas blancas autóctonas españolas, es la variedad principal en la D.O. Rueda, donde los vinos acogidos a esta D.O. deben contener al menos un 50% de uva verdejo. Los vinos que incluyen la palabra Verdejo en su etiquetado deben contener al menos un 85% de uva verdejo y suelen contener hasta el 100% de la misma, pero también esta variedad está presente en la D.O. Cigales o Tierra de León y se cultiva de forma minoritaria en comarcas del Duero, la zona del Cea, Zamora, Asturias y el viñedo santanderino y poco a poco van siendo más regiones vitivinícolas las que están intentando su adaptación, en algunos casos con resultados excelentes.
Fuera de nuestras fronteras es una variedad bien considerada en Australia y Portugal.
La planta es de brotación temprana. Tiene un porte de vegetación horizontal y tronco vigoroso. Es de hoja pequeña-media, pentagonal, seno peciolar medio, poco abierto en lira, envés glabro, nervios y peciolo con densidad de pelos nula o muy baja.
Sus racimos son de tamaño pequeño-medio, de pedúnculo muy corto. Las bayas pequeñas de regular soltura, color verde amarillento, con pruina, generalmente esféricas o elípticas cortas, piel gruesa, color verde y zumo incoloro; sus pepitas suelen ser algo grandes, destacando al trasluz cuando se observa la uva.
Resiste bastante bien a la sequía, al frío y calor extremos. Además, las fuertes diferencias de temperatura del día a la noche potencian los matices afrutados y aromáticos de esta variedad.
Para su poda se sigue utilizando el sistema tradicional de la lastra. Los viñedos se plantan en suelos calcáreos y pedregosos y en general a gran altura (pueden llegar a los 900 metros). Sus rendimientos son bajos, lo que nos habla de la calidad de sus vinos.
El verdejo produce vinos moderadamente alcohólicos, de acidez media-alta, y elevada relación ácido tartárico/ácido málico. Los vinos son estructurados y glicéridos, suaves, sabrosos y con retrogusto amargo persistente.
Visualmente abarcan una gama de color que va del amarillo verdoso al pajizo, con tonos acerados y capa ligera media. Tradicionalmente parcos en aromas, se aprecian en ellos principalmente aromas primarios, frutales entre los que destaca el aroma a almendra amarga. Tienen gran estructura y equilibrio en boca.
La verdejo suele tratarse sola, en vinos monovarietales, pero también se elaboran excelentes coupages con Sauvignon Blanc y Macabeo. Su estructura permite fermentación y crianza en barrica. Más recientemente, la variedad verdejo se utiliza también para la elaboración de vinos espumosos.
No cabe duda que estamos ante una variedad archiconocida, tanto que hace que la marca del vino pase a un segundo plano a la hora de pedir un vino en cualquier establecimiento hostelero, cosa que no sucede con muchos vinos monovarietales, aunque es de rigor mencionar que lo mismo sucede con la D.O. Rueda, quien anula directamente marca y variedad.
En cuanto a establecer un maridaje determinado para los vinos elaborados con esta variedad, la verdad es que podemos acercarnos bastante al acierto si los disfrutamos con:
Pescados: Resulta ideal para pescados azules por el contenido ácido habitual que contienen este tipo de vinos, sobretodo si son monovarietales.
Mariscos: Gran compañero de aquellos que están preparados al vapor, como pueden ser los berberechos, mejillones o las almejas.
Carnes: Sí, también los podemos maridar con carnes blancas e incluso con ahumados no muy excesivos y embutidos suaves.